En 2024, 5,149 personas murieron en nuestro país por causas asociadas al VIH. Mientras la conversación se centra en la prevención primaria y el acceso a antirretrovirales, miles de vidas se pierden en la última frontera: nuestros propios hospitales.
La gran mayoría de estas defunciones son causadas por Enfermedades Oportunistas (EO), la manifestación final de un sistema inmune destruido por el SIDA avanzado. El problema no es que el virus sea mortal; el problema es que, en 2025, el sistema de salud sigue permitiendo que muertes totalmente prevenibles ocurran en sus manos.
El Doble Desafío Crítico Hospitalario
El paciente llega al hospital con una fragilidad extrema, ya que aproximadamente 370,000 personas viven con VIH en México, y la falta de diagnóstico y tratamiento oportuno deja a un alto porcentaje vulnerable. El personal de salud enfrenta un desafío crítico basado en dos áreas de riesgo que deben gestionarse con cero margen de error:
- Anticipación a la EO: El colapso inmunológico por VIH permite infecciones que el profesional sanitario debe anticipar. Si la Tuberculosis (TB) es la principal asesina mundial de personas con VIH, la pregunta es: ¿Cuánto tiempo se pierde en el diagnóstico y aislamiento efectivo en nuestros hospitales? ¿Se están activando rigurosamente los protocolos de profilaxis y cribado de EO en pacientes de alto riesgo al ingresar a las unidades? Un diagnóstico tardío disminuye las posibilidades de salir adelante de un paciente.
- Prevención de IAAS: Asegurando un Entorno Seguro: Si bien las EO son una consecuencia directa de la inmunosupresión, el paciente con SIDA es extremadamente vulnerable a la Infección Asociada a la Atención de Salud (IAAS). Una infección por un catéter contaminado o una neumonía nosocomial pueden convertirse en el detonante final. ¿Se justifica el riesgo de una IAAS en una persona cuya supervivencia ya pende de un hilo? La calidad de la higiene y el manejo estricto de los dispositivos invasivos no son meros protocolos; son la responsabilidad ética mínima frente a la fragilidad de estas vidas.
La mortalidad por VIH es un indicador de que la cascada de atención está fallando antes de llegar al hospital. Miles de personas son diagnosticadas tarde, o, según los datos de 2025, el 40% de los casos confirmados no está recibiendo o manteniendo el Tratamiento Antirretroviral (TAR) que detiene el progreso a SIDA.
La prevención de infecciones oportunistas y la vigilancia de las IAAS son nuestra última oportunidad para revertir esta estadística dolorosa. De las 5,149 muertes de 2024, ¿Cuántas fueron IAAS prevenibles?, ¿cuántas pudieron haberse evitado si la atención hospitalaria hubiera sido oportuna, continua y de la más alta calidad?
La campaña del Día Mundial del Sida 2025 nos recuerda que la meta global es “Cero muertes por SIDA en 2030”. Alcanzar este objetivo requiere sensibilizar sobre la realidad de la enfermedad avanzada por VIH y promover una respuesta colectiva, especialmente en los centros de salud donde la enfermedad se vuelve crítica:
- Visibilicemos las historias detrás de cada caso: Las muertes por EO son evitables.
- Asumamos la responsabilidad para erradicar las EO prevenibles.
- Aseguremos la calidad para eliminar las IAAS.
“Cero muertes por SIDA en 2030” puede ser una realidad para México si las instituciones enfocan sus esfuerzos en la prevención y la adherencia al tratamiento.
Colaboración de la Dra. Isabel Villegas Mota
Directora de Unidad de Especialidades Médicas CAPACITS Cancún



