El desarrollo de antibióticos para combatir infecciones provocadas por bacterias resistentes a los propios antimicrobianos no está resultando exitoso. Esto debido a su alto costo de investigación clínica y el tiempo que tarda en aprobarse como medicamento.
De 5 mil moléculas para el desarrollo de antibióticos solamente uno se convierte en medicamento autorizado
“El problema radica en que el desarrollo de un antibiótico tarda en promedio entre 15 y 20 años. Además, los costos podrían ascender a 1,500 millones de dólares. Por otro lado, de 5 mil moléculas para el desarrollo de antibióticos solamente uno se convierte en medicamento autorizado”, señaló el Dr. Fernando Fon, director de Asuntos Médicos y Regulatorios de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), durante su participación en la 3era. edición del Foro El desafío de las Infecciones Intrahospitalarias.
Al mismo tiempo, la resistencia a la mayoría de los nuevos fármacos se registra dos o tres años después de haber salido al mercado. Desde 2017, solo se han aprobado 12 antibióticos, 10 de los cuales ya enfrentan resistencias, según ha informado la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La resistencia antimicrobiana es un tema de salud pública a nivel mundial. Según la OMS ocasionará 10 millones de muertes para 2050 y se estima que generará pérdidas económicas que superarán los 100 billones de dólares.
“Si no se toman acciones inmediatas no habría individuo, sistema o país que pueda enfrentar el problema. Un tercio de las moléculas candidatas a antibióticos en fase preclínica son descontinuadas antes de pasar a la fase clínica. Es decir, cuando todavía no pasan a los estudios con seres humanos se pierde un tercio de las que se están buscando”, declaró el Dr. Fon.
Hacer un uso racional de los antibióticos
De acuerdo con el especialista, a México le corresponde realizar acciones concretas. En principio, hacer un uso racional de los antibióticos, cumplir con la obligatoriedad de la venta con receta médica y no bajar la guardia para cumplir con esta disposición.
“Debe garantizarse que la adquisición de estos medicamentos se haga en sitios autorizados, por lo que los profesionales de la salud deben difundir estos mensajes a los pacientes. Es necesario informar que la compra de medicamentos en lugares riesgosos y de dudosa procedencia puede ser un peligro para la salud”, subrayó el directivo.
Al mismo tiempo, mencionó la necesidad de propiciar el apego al tratamiento, no dejar que los antibióticos se desechen en la basura, y recurrir a los mecanismos correctos para la destrucción de los mismos.
“En México, a través del programa Singrem, se recolectan los medicamentos caducos o que no se consumieron en contenedores plásticos colocados en centros comerciales o en farmacias.
Esto se hace con el fin de que los medicamentos no terminen en los cuerpos de agua. Se han hecho estudios que demuestran la presencia de antibióticos en el agua de uso corriente en alcaldías de la Ciudad de México que de alguna manera están perpetuando el problema de la resistencia de las distintas bacterias”, apuntó el directivo de la AMIIF.
México se suma a la acción
México publicó un plan de acción en 2018 en donde se nombró un comité institucional integrado por prácticamente todas las instituciones de salud para abordar y tomar acciones a nivel nacional sobre esta pandemia.
Recordó que la Universidad Nacional Autónoma de México realizó una publicación en 2021, en conjunto con la Academia Nacional de Medicina, bajo la coordinación del Dr. Samuel Ponce denominada “Recomendaciones para el control de la Resistencia Antimicrobiana en México”, en donde se elaboró un decálogo de las acciones a realizar para tratar de mitigar la resistencia antimicrobiana, la cual es pública.
Indicó que nuestro país se sumó a la propuesta de la OMS, de las Naciones Unidas, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para establecer el concepto “Una sola salud” (One Health), un enfoque integral y unificador cuyo objetivo es equilibrar y optimizar la salud de las personas, los animales y los ecosistemas. Utiliza los vínculos estrechos e interdependientes que existen entre estos campos para establecer nuevos métodos de vigilancia y control de enfermedades.
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