Dr. Luis Antonio Gorordo Delsol
“Daniela llegó del viaje con algo más que recuerdos. Después de cinco días entre playas, antojitos y caminatas bajo el sol, terminó en la sala de urgencias con vómito, fiebre, deshidratación severa… y un tobillo torcido. ‘Sólo íbamos por unos camaroncitos’, dijo entre risas su hermana. Pero nadie se ríe cuando hay que suspender la vuelta al trabajo por una infección gastrointestinal o un accidente prevenible”.
La Semana Santa y las vacaciones de primavera son, para muchos, el primer oasis después de iniciar el año. Pero para los servicios de salud, también son una temporada alta. Lo que debería ser descanso, a menudo se convierte en una cruzada sanitaria, especialmente cuando los hábitos cambian, el cuerpo se expone a condiciones inusuales y se descuida la prevención.
Un desagradable recuerdo: las infecciones gastrointestinales
En México, cada año se registran decenas de miles de casos de infecciones intestinales durante y justo después de los periodos vacacionales. Son la causa número uno de atención médica en turistas nacionales e internacionales; la “diarrea del viajero” coloquialmente llamada “La venganza de Moctezuma” es causada por bacterias como E. coli, Salmonella o Shigella, suele estar relacionada con la ingesta de alimentos contaminados, mal preparados o agua no potable. Pero no es la única. Las intoxicaciones alimentarias también se disparan por el consumo de mariscos crudos, comida en mal estado o bebidas mal conservadas. Y aunque suena común, no es cosa menor: puede llevar a complicaciones como deshidratación grave, hospitalización y, en algunos casos, secuelas digestivas.
De la diversión a la camilla: los accidentes
Tan solo en la temporada vacacional de Semana Santa 2023, más de 10 mil accidentes se reportaron en México, según datos de Protección Civil y la Cruz Roja. Muchos de estos en carretera, atracciones acuáticas – ríos, lagos, albercas… – y zonas turísticas.
Los más frecuentes: caídas en playas o zonas montañosas, cortes o heridas al manipular objetos en campamentos, torceduras o fracturas en actividades al aire libre, golpes de calor y quemaduras solares.
En menores de edad, los accidentes son aún más frecuentes. La combinación de libertad, curiosidad y falta de supervisión puede ser peligrosa. Y en adultos, la falsa sensación de que “estamos de vacaciones” lleva a relajar medidas básicas de seguridad.
¿Qué podemos hacer para que la próxima Semana Santa no terminen en el hospital?
Al comer, aplica la regla de oro: si duda, no lo ingiera. Prefiere alimentos bien cocidos, evita pescados, mariscos y salsas expuestas al sol, toma solo agua embotellada o hervida, lleva tus propios cubiertos y vasos reutilizables si es posible.
Planifica tus traslados. Revisa el estado del vehículo si viajas por carretera, no manejes cansado ni después de consumir alcohol, usa cinturón de seguridad y asegúrate que los niños lleven silla adecuada.
Supervisa siempre a niñas y niños. No los pierdas de vista en piscinas, playas, fogatas o zonas públicas, usa chalecos salvavidas certificados en cuerpos de agua.
Escucha a tu cuerpo. Hidrátate constantemente, descansa y busca sombra en horas de mayor calor, ante síntomas como fiebre persistente, vómito o diarrea con sangre, acude al centro de salud más cercano.
Un final distinto para la historia
Daniela se recuperó después de tres días de hidratación, antibióticos y reposo. Pero perdió días importantes en su trabajo, y el recuerdo del viaje quedó empañado. “La próxima vez, nada de ceviche dudosos y más agua embotellada”, dice ahora entre bromas. Las vacaciones pueden ser memorables por las razones correctas, no por las visitas al médico. Cuidarnos no arruina la diversión: la garantiza.
¿Y tú, ya empacaste salud junto con el traje de baño?
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Esp. Urgencias Médico-Quirúrgicas, Esp. Medicina Crítica, Mtro. Gestión Clínica, Dirección Médica y Asistencial. En ‘X’ @ChatoGorordo, correo: luis.gorordodelsol@icloud.com