Por Dr. Luis Antonio Gorordo Delsol, articulista invitado
Sofía tiene 7 años. Es risueña, lista para aprender a andar en patines y fanática de los cuentos de dragones. Hace unos meses, un resfriado que parecía común la llevó al hospital con fiebre alta, letargo y dificultad para respirar. El diagnóstico: sepsis secundaria a una neumonía bacteriana. Su mamá, angustiada, preguntaba una y otra vez qué había fallado. La respuesta fue dura y clara: Sofía no había recibido su vacuna contra el neumococo. No fue por descuido, sino porque “no había en el centro de salud desde hace más de un año”. Este escenario, refleja un problema real y urgente: el retroceso en las coberturas de vacunación en México. Este Día del Niño y en el marco de la Semana Nacional de Vacunación 2025, es momento de mirar con seriedad el vínculo entre inmunización, prevención de infecciones y reducción de sepsis en la población pediátrica.
En México, escenas como la de Sofía han dejado de ser aisladas. La cobertura de vacunación infantil, que durante décadas fue ejemplo internacional, ha venido cayendo desde 2018. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, la cobertura de la vacuna triple viral (SRP) bajó del 95% en 2015 al 71% en 2021. Y aunque en 2023 y 2024 se han comenzado esfuerzos para recuperar el terreno perdido, aún falta mucho por hacer.
Una herencia de salud en riesgo
Durante más de 30 años, las Semanas Nacionales de Vacunación (SNV) fueron una estrategia emblemática de salud pública. Familias enteras acudían a plazas, escuelas y centros de salud para proteger a sus hijos de enfermedades como la poliomielitis, sarampión, tétanos y difteria. Entre 2015 y 2021, México pasó de tener coberturas mayores al 95% en esquemas como SRP y pentavalente, a cifras alarmantemente bajas. En 2021, el Informe de la Dirección General de Epidemiología reconoció coberturas del 71% para SRP y menores al 60% en algunos estados para hexavalente. El Programa de Vacunación Universal (PVU) también sufrió recortes presupuestales entre 2018 y 2021, – que pasó de 6,244 millones de pesos en 2018 a menos de 3,000 millones en 2021 – sumado a problemas de abasto, logística y desinformación, debilitó seriamente la cobertura. Como consecuencia, en 2022 México reportó un brote de sarampión importado —una enfermedad que había sido eliminada del país desde 1996— y los casos siguen acumulándose, todos en personas no vacunadas. El riesgo de brotes es real.
La primera defensa contra infecciones graves
Diversas vacunas del esquema nacional tienen como objetivo no solo evitar infecciones, sino también prevenir sus formas más graves – como la sepsis – y otras complicaciones. Enfermedades como las neumonías y meningitis son causas frecuentes de sepsis en pediatría. Cada vacuna oportuna es una barrera contra esta cadena de eventos. Y aunque no todas las infecciones pueden evitarse, muchas sí pueden prevenirse o disminuir su gravedad si el sistema inmunológico está preparado.
La evidencia es clara: los países con coberturas vacunales completas muestran reducciones significativas en ingresos hospitalarios por enfermedades bacterianas graves. La Organización Mundial de la Salud estima que las vacunas salvan entre 2 y 3 millones de vidas cada año.
El regreso de las Semanas Nacionales de Vacunación
En respuesta a este panorama, la Secretaría de Salud reactivó las Semanas Nacionales de Vacunación, ahora integradas en las Jornadas Nacionales de Salud Pública (JNSP) desde 2023. Estas jornadas recuperan la estrategia comunitaria: llevar los servicios de vacunación, prevención y detección oportuna a escuelas, plazas, mercados y comunidades marginadas.
La edición 2025 tiene como ejes estratégicos: aplicación de esquemas de vacunación rezagados, refuerzo de la vigilancia epidemiológica, educación para la salud con enfoque en prevención de infecciones, recuperar la confianza, proteger a los más pequeños y reconstruir la cultura del cuidado colectivo.
Pero la vacunación no es solo responsabilidad del gobierno. También lo es de cada familia, de cada comunidad y de cada profesional de la salud que informa y motiva.
El virus de la desinformación
En medio de este panorama, ha surgido otra amenaza: los movimientos anti-vacunas. Si bien no son nuevos, han ganado visibilidad con las redes sociales y la desconfianza generalizada hacia las instituciones. Muchas veces, sus argumentos apelan al miedo, la desinformación y teorías conspirativas, sus discursos, basados en datos erróneos o tergiversados, no solo amenazan la salud individual, sino la inmunidad colectiva. Pero la ciencia es clara: las vacunas salvan millones de vidas cada año.
La respuesta desde el sector salud no puede limitarse al combate frontal. Debe construirse una narrativa con base científica, culturalmente sensible y empática. Informar no es gritar más fuerte: es dialogar mejor.
Combatir esta ola de desinformación requiere más que datos: requiere empatía, diálogo y una comunicación clara y accesible. No se trata de ridiculizar al que duda, sino de invitarlo a preguntar, a entender y a decidir con información verificada.
Reconstruir la confianza, proteger a la infancia
Los profesionales de la salud coincidimos en una conclusión simple: vacunar salva vidas. Y más aún, vacunar previene sepsis y complicaciones graves, reduce hospitalizaciones, baja costos sanitarios y mejora la calidad de vida de los niños.
En este Día del Niño y en la Semana Nacional de Vacunación 2025:
- Revisemos los esquemas de nuestros pacientes pediátricos y actualicemos coberturas.
- Apoyemos activamente las Jornadas Nacionales de Salud Pública en nuestras comunidades.
- Combatamos la desinformación con evidencia, empatía y comunicación efectiva.
- Exijamos como sociedad civil y cuerpo médico el abasto oportuno y equitativo de vacunas.
Los niños merecen un sistema de salud que los proteja desde el primer día. Y esa protección empieza —siempre— con una vacuna.
Sofía se recuperó. Estuvo 14 días hospitalizada, perdió semanas de clases y aún batalla con el miedo a las agujas. Hoy su madre encabeza las brigadas locales para la promoción de la vacunación. “Si no me pasaba a mí, no me dolía”, dice. “Ahora sé que vacunar es amar.”
Esta Semana Nacional de Vacunación, que el Día del Niño no sea solo fiesta y dulces. Hagamos del cuidado una forma de celebrar. Vacunar a un niño es asegurarle más días para jugar, para crecer sano y para verlo soñar…
Colofón:
La tecnología puede ser aliada de las familias con recordatorios de los esquemas, del personal de salud con acceso a la información de nuestros pacientes, manejada con adecuadas políticas de privacidad de los datos, sería una herramienta muy exitosa ¿Y la cartilla de vacunación digital ligada al CURP para cuando?
Luis Antonio Gorordo Delsol
Esp. Urgencias Médico-Quirúrgicas, Esp. Medicina Crítica, Mtro. Gestión Clínica, Dirección Médica y Asistencial. En ‘X’ @ChatoGorordo, correo: luis.gorordodelsol@icloud.com